mandag 7. september 2009

QUIEN ERA MARCELO GUZMAN FUENTES

Mi padre se llamaba Marcelo Omar Guzmán Fuentes, nació un cálido día de abril 1939 en Santiago, fue el segundo de los hijos de Guido y Graciela, su hermana mayor Edith y Ena la menor. En diciembre de 1960 se casó con Aida mi madre, a quién según él, cortejó desde un árbol, quien le dio 4 niñas y un varón. Marcelo Omar, un niño trigueño de ojos grandes pardos, contextura pequeña, cabello claro, siempre con buen apetito. Fue el único varón del matrimonio. Mimado por su madre y muy querido por sus hermanas, quienes cuidaban del travieso pequeño que la vida más adelante les arrebataría.
El cariño y la admiración tan especial que sentía por su madre, fueron los motores más importantes en su niñez. Su madre amparaba sus fuerzas, el débil resplandor le bañaba y alumbraban su lecho. Su madre siempre se llenaba de lágrimas de placer al ver su hijo crecer, dulcemente le escuchaba sus pensamientos, sus ideas, en la sombra de su imagen reposaba su alegría como una cría busca su lecho, él descansaba siempre a los pies de su madre, su espíritu aventurero de amar y caminar iluminado con alma joven, su nobleza, cegaban los pensamientos de su madre, que sólo veía una suave claridad de gloria, la inquietud de ser justo, generoso y ante todo honesto. Desde muy chiquito cuidaba de su madre como el ser más preciado de la tierra. Sus primeros años se crió entre sedas y telas finas, que cosían su madre y tía Mercedes como modistas, jugando dominó con su tío Atilio (esposo de la hermana de su madre)
El hermano de su padre, Héctor que era sastre, le enseñó a leer a sus 4 años, a quien más tarde leía poesías y libros mientras él cosía. Entre sus travesuras, me contaba su hermana Edith, que una vez cuando mi padre era pequeño, le vendió la carretilla de hilos a su madre y luego pidió asilo en casa de su tía Mercedes, para protegerse del severo castigo de su padre. La relación con su padre siempre fue muy buena, aunque más rígida propia de esos tiempos, pero con muy buenos recuerdos. Como el primer traje, que luego de muchas pruebas en la sastrería, el elegido fue de color gris y rayas blancas, se lo compró su padre al cumplir sus doce años, el pantalón corto podía pasar a segundo plano ya que era interesante; las chicas podrían mirarlo con otros ojos, él era ya casi un adolescente. Su hermana mayor Edith, con quien compartió muchas alegrías y travesuras, fue también su fiel amiga. Con ella compartió los secretos que se adueñaban de sus sentimientos lógicos. Maruca, su primer amor a sus 9 años, chica del barrio que había desatado ese sentimiento de cosquillita que sentimos al estar enamorados, que por cierto nunca le hizo caso.
Cuando Marcelo tenía 15 años, su hermana Edith se casó con Roberto, quien más tarde sería su amigo. Roberto le regaló su primer sombrero a los 16 años, que en esos tiempos eran parte del vestuario de todo un caballero. Su hermana sin duda alguna compartía sus ideas idealistas o lo aceptaba tal como él era, con camisa o sin camisa, como él quisiera sentarse a la mesa, el truco del vestuario no importaba, sino gozar ambos de su compañía.
Aunque él era de buenos sentimientos, a su hermana menor Ena siempre buscaba fastidiar o molestar para sobresalir su ego de ser mayor que ella, o simplemente no compartía las mismas ideas. Sus ansias de saber todo y hacer logros a corto plazo, siempre culminaron su vida. Aprendió a nadar cuando apenas tenía 4 años, se sentía identificado con la pureza y tranquilidad que el mar le daba. No debo dejar de mencionar que fue un artista en la cocina desde muy pequeño, don que había heredado de sus padres. Preparaba los platos más exquisitos que el paladar hubiese saboreado. Famoso entre sus amigos por los curantos, asados, la sopa marinera y para sus hijos los panqueques como telitas de cebolla con miel, que su hermana Edith le había enseñado. Desde muy niño le gustó la música, aprendió a tocar el violín y a los 5 años debutó en el teatro Caupolicán de Santiago. Dirigió a los 6 años la orquesta para el aniversario de su escuela República de Argentina con la presencia del embajador argentino. Sus padres, orgullosos por la valentía tan precoz de su hijo, lo premiaron. Su carrera de músico sólo fue un hobby como muchos chicos chilenos que aprenden a tocar un instrumento.
Su educación la cursó en el Instituto Nacional de Santiago. Luego en la Normal de Santiago, donde se hizo profesor básico.
Comenzó en el Colegio Médico del Servicio Nacional de Salud un año más tarde. Su hogar consagrado por idealistas como Clodomiro Almeyda, Aniceto Rodríguez, Erik Snacket, fueron la culminación de sus ideas que por años venia sintiendo. Debido a las ansias de tener una sociedad chilena justa para todos, fue que a sus 16 años ingresó en la juventud socialista. En las filas de su partido se educó y asumió que para desarrollar las ideas justas como él pensaba, debía de aprender de las necesidades de su pueblo. Sus sólidas ideas por un socialismo se fueron apoderando de Marcelo y su esposa. Ciegamente, su entrega incondicional por ideales era el lema vivo de la familia. Junto a su esposa Aída y 4 hijos, a comienzos del año 65, se trasladó por el Servicio Nacional de Salud a la isla grande de Chiloé donde formó parte de su partido, siendo expulsado de la ciudad en 1969 por rendir honores a la revolución e izar la bandera cubana. Pidió el traslado a Iquique como jefe del Servicio Nacional de Salud, ciudad norteña lubricada por anteriores luchas, ensangrentada por su pueblo, sería nuevamente víctima de una cruel dictadura. En 1970, el pueblo de Chile diría basta y una nueva era comenzaba. Una sociedad con beneficios para todos, no más al yugo imperialista. Eligiendo así al presidente Salvador Allende. A estos momentos Marcelo era miembro del Comité Regional del Partido Socialista junto a su mujer. Durante la campaña del presidente Salvador Allende fueron fieles activistas.
El gobierno de la Unidad Popular estaba en su gloria, aunque habían muchos desacuerdos. La derecha acosaba al gobierno socialista y a su presidente, que por derecho había sido elegido por su pueblo.
En Iquique, con honores y orgulloso militante socialista, consecuente con sus ideas recibió al comandante de la revolución cubana Fidel Castro Ruiz.
Es detenido en 1972 por investigaciones y acusado de transportar armas, salió en libertad luego de ganarse el derecho y el respeto de los presos comunes en la cárcel regional de Iquique. A comienzos del año 73, la situación era bastante delicada para los dirigentes que vivían en cons­tantes amenazas, sus familiares y Marcelo no era una excepción: bombas en su jardín, acosos telefónicos, etc. En junio sufre un atentado junto a su hija Erika que pudo habérmeles costado la vida, sólo era una prueba a lo que vendría.
El 29 de septiembre de 1973 fue ejecutado sin juicio alguno en las garras de la dictadura de Chile, cuando según ellos voluntariamente mi padre se ofreció a trabajos voluntarios.
¡Se escapó y no quiso detenerse ante al alto! —nos dijeron.
El prestigioso informe Retting, que hizo elaborar el primer presidente electo Patricio Alwyn después de Pinochet, no fue más que una ”burla” para los familiares de ejecutados, detenidos y desaparecidos. Perdón, dijo el electo presidente en cadena nacional a los familiares, pero se olvidó de dar a conocer los nombres de los asesinos, como también se olvidó juzgarlos. Los antecedentes que allí se dieron a conocer, no eran más que la información que nosotros ya sabíamos. La esperanza de un juicio justo no llegó por lo que la muerte de mi padre y de muchos compañeros sigue siendo una deuda del Estado Chileno.
El 2 de junio de 1990, luego de haber excavado la pampa por mujeres, hijos, esposas y compañeros, mi padre fue encontrado en una fosa común junto a ocho compañeros cerca del viejo cementerio de Pisagua. Lágrimas que es imposible describir, brotaron de nuestras mejillas, al fin dejaríamos de buscarlo, la posibilidad de que estuviera vivo no existía.
El 9 de enero del 2009 fueron procesados los que mataron por la espalda en Pisagua.
El ex vicecomandante Carlos Forestier Haensgen, fue procesado como “autor intelectual” de ocho homicidios cometidos contra prisioneros del campo de concentración de Pisagua en 1973; mientras éste era el jefe superior de este recinto y comandante de la VI División del Ejército con asiento en Iquique.
Junto a Forestier, fueron juzgados como “autores materiales”, cinco oficiales de Ejército y un suboficial de Carabineros, quienes formaban parte de la guardia rotativa del campo de Pisagua durante el tiempo en que ocurrieron los crímenes.
Estos son los oficiales: (R) Sergio Benavides Villarreal, Roberto Ampuero Alarcón, Gabriel Guerrero Revé, Sergio Figueroa López y Arturo Contador Rosales. Todos ellos tenían en 1973 grado de capitán (Benavides) y tenientes y subtenientes, y hoy ostentan grados de coronel a teniente coronel en retiro. También fue encausado el suboficial (R) de Carabineros Manuel Vega Collao, quien era jefe del retén de Pisagua.
El 29 de septiembre de 1973 y el 11 de octubre, fueron asesinados Juan Calderón Villalón, Marcelo Guzmán Fuentes, Juan Lizardi Lizardi, Julio Cabezas Gacitúa, Julio Córdova Croxatto, Mario Morris Barrios, Humberto Lizardi Flores y Juan Valencia Hinojosa. Sus cuerpos fueron escondidos en una fosa descubierta en junio de 1990.

“PARA QUE NUNCA MÁS EN CHILE”En memoria a mi padre, a los ejecutados y detenidos desparecidos del campo de concentración de

Ingen kommentarer:

Legg inn en kommentar